II Jornadas de Enseñanza e Investigación Educativa en el campo de las
Ciencias Exactas y Naturales Actas, II (2): 189-194, 2009. La Plata.
LA PERSPECTIVA INTERDISCIPLINARIA EN LA ENSEÑANZA DE
LAS CIENCIAS NATURALES PARA LA FORMACIÓN DOCENTE
MANCINI, V. ; BACIGALUPE, M. ; CASTELLI, G. ; PETRUZZI, A. M.
Universidad Nacional de La Plata e Instituto Superior Canossiano San José (Berisso)
Dirección postal, ciudad, e-mail y TE: Boulevard 84 no 23 departamento B entre 66 y 67, La
Plata, mbacigal@fahce.unlp.edu.ar / mancinivero@hotmail.com
RESUMEN
En el trabajo proponemos la necesidad de un marco conceptual interdisciplinario para el
abordaje de la formación docente de grado. Las ciencias naturales permiten este enfoque.
Articulando campos de acción con otras disciplinas y generando espacios de reflexión en
encuentros de tipo taller, a partir de las vivencias prácticas de contenidos trabajados en clase y
favoreciendo el aprender haciendo, intentamos promover la adquisición y el afianzamiento de
contenidos y competencias. Desarrollamos este marco conceptual y ejemplificamos con una
experiencia realizada desde las ciencias naturales en una institución de formación docente de
la zona.
Palabras clave: Interdisciplina. Enseñanza. Ciencias naturales. Formación docente. Taller
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INTRODUCCIÓN
La formación docente constituye un pilar de la educación sistemática que está atravesado por
un conjunto de variables que la condicionan y contextualizan.
La formación de competencias adecuadas y favorables al aprendizaje es una de las cuestiones
clave de la educación docente. Si bien algunas competencias pueden ser más universales,
otras cambian en función del entorno en que se desarrolla la práctica.
En el presente trabajo argumentamos sobre la necesidad de una formación docente que
incluya espacios interdisciplinarios y mostramos resultados de una experiencia realizada
desde el espacio de ciencias naturales en una institución de formación docente de la localidad
de Berisso, Partido de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Interdisciplina y competencias de la formación docente
Un abordaje o estudio interdisciplinario puede caracterizarse como un proceso de respuesta a
una pregunta o de resolución de un problema o tópico que es tan amplio y complejo que no
puede ser abordado adecuadamente por una sola disciplina sino que requiere de una
cooperación, convergencia y combinación cuidadosa de los diferentes puntos de vista en
juego (Hainaut, 1986; Seipel, 2005).
En este proceso las disciplinas comparten marcos teóricos, métodos y resultados, esto es, se
comunican, dialogan, a fin de abordar la problemática. Bajo esta forma de actuar se halla la
concepción de que los problemas son complejos e incluyen múltiples aristas que deben ser
atendidas en función de la búsqueda de solución.
Las problemáticas sociales constituyen uno de los principales blancos de este tipo de abordaje
dada su tremenda complejidad. Dentro de estos problemas se incluyen las preguntas acerca de
la educación de las personas y de la formación de los educadores.
Una de las características de la Formación docente es la fragmentación curricular y la falta de
comunicación entre los actores involucrados (Diseño curricular 2008).
La concepción interdisciplinaria en la formación docente constituye entonces una necesidad
ineludible.
Según Bransford et al. (2002) un rasgo crítico de la docencia es la capacidad de ayudar a los
educandos a evocar sus conocimientos previos acerca de un tema y proveer oportunidades
para construir sobre la base de los mismos o lograr un cambio conceptual. Para ello la
educación docente debe tender a formar expertos con capacidad de adaptación (adaptive
expertise). Esto implica, por un lado, reconocer las diferencias e interrelaciones entre el saber
disciplinar y el conocimiento sobre el contenido pedagógico; por otro lado, la experticia
adaptativa se caracteriza por flexibilidad cognitiva y la formación permanente en la tarea
docente. Los docentes como expertos con capacidad de adaptación logran desarrollar un
conocimiento metacognitivo que les permite cuestionar continuamente su saber y
autosuperarse.
Esta aproximación metacognitiva de la docencia implica el desarrollo de ciertas competencias
para enseñar. Una de las cuestiones clave es la necesidad de profesionalización de la
docencia. Según Martinet et al. (2001), la profesionalización necesaria es distinta a la
aplicación de teorías científicas para resolver problemas técnicos en un contexto controlado.
Por el contrario, la profesionalización implica la capacidad de construir los problemas a fin de
poder enfrentarlos. Si las problemáticas de la docencia actual se caracterizan por la
complejidad e indeterminación, una aproximación técnica de la misma constituye una
importante limitación a la función docente.
El concepto de profesionalización incluye dos aspectos (Martinet et al., 2001). Por un lado, el
proceso de profesionalidad (professionality) por el cual se desarrollan las competencias para
pasar de ser una ocupación a ser una profesión: organización del conocimiento profesional,
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desarrollo profesional continuo, eficiencia y efectividad individual, capacidad de
compartir la experticia en un grupo de trabajo y la codificación del conocimiento práctico. El
segundo aspecto denominado profesionalismo (professionalism) constituye el proceso de
reconocimiento social y legal para aquellos que desarrollan esa práctica.
Consideramos que puede contribuirse al logro de estas competencias docentes, con la mira en
el logro de una experticia adaptativa en el actual contexto de complejidad, si desde la
formación docente son incluidas prácticas concretas de interdisciplinariedad.
En el resto del presente trabajo desarrollamos una experiencia iniciada desde las ciencias
naturales que tiende a ejemplificar esta necesidad en la formación docente.
Talleres integradores en la formación docente: ciencias naturales e interdisciplina
El espacio del taller en la formación docente comprende un conjunto de directrices, de
criterios operativos cuyo objetivo se dirige a la facilitación del aprendizaje de contenidos y
competencias. Implica aprender haciendo, el aprendizaje colaborativo y la discusión desde
distintos puntos de vista, integrando el pensar y el hacer en torno a un proyecto orientado a la
práctica.
Son talleres integradores porque buscan la articulación de la acción y la reflexión a partir de
las vivencias prácticas de contenidos trabajados en clase, favoreciendo la interacción teoría-
práctica. No constituyen una sumatoria de conocimientos provenientes de distintas disciplinas
sino una articulación donde cada elemento se ve interrogado y transformado por otro en virtud
de la relación integradora.
En el marco de los Diseños Curriculares previo y vigente y encuadrados en el enfoque
delineado anteriormente, ideamos la implementación de talleres en la formación docente
donde las ciencias naturales confluyeron con la foniatría y la educación física 1 .
Los destinatarios del taller fueron los alumnos del 2o año del Profesorado de la EGB
(Educación Primaria) y Profesorado del Nivel Inicial.
En el área de las ciencias naturales son desarrollados los contenidos de la biología humana, la
descripción morfológica y fisiológica de los diferentes sistemas y su interrelación,
comprendiendo al individuo como una unidad.
Los contenidos del área de educación física incluyen la organización y estructuración del
esquema corporal y su relación con el perfil psico-motriz del niño entre los 3 y 13 años de
edad; el cuerpo, la postura y el movimiento; la actividad física a través del juego, el deporte,
las destrezas y las habilidades, su importancia en la salud y como herramienta de
sociabilización con los otros y el ambiente y aspectos relacionados con la calidad de vida en
general.
El espacio de foniatría en la Institución se orienta al manejo, mejoramiento y cuidado de la
voz en los futuros docentes y detección de aspectos particulares en el uso de la voz y la
articulación mediante encuentros individuales con la profesional a cargo. Dado que su espacio
es individual, la posibilidad de trabajar en un taller integrado ha permitido desplegar este
espacio con el grupo completo y abordar aspectos como el desarrollo de conductas fonatorias
correctas y hábitos de higiene vocal que resultan indispensables para el futuro profesional
cuya herramienta principal será su voz.
Los talleres se pusieron en práctica en los meses finales del ciclo lectivo, en tres encuentros,
uno en septiembre y dos en octubre con una duración dos horas reloj cada uno. La realización
en estas fechas permitió que las actividades de los talleres incluyeran los contenidos
específicos abordados por cada disciplina previamente.
Los talleres fueron pensados a partir de situaciones problemáticas vinculadas con la realidad
en general y la vida del alumno en particular.
1
Desde hace tres años en el Instituto de Formación Docente “Canossiano San José” de la localidad de
Berisso
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En el primer encuentro “La voz: cuerpo, espacio y movimiento” nos propusimos integrar
y ampliar los conocimientos y experiencias provenientes de las áreas de las ciencias naturales,
la foniatría y la educación física. De este modo trabajamos sobre la voz, su relación con el
cuerpo y el espacio, sus modificaciones durante la actividad, el ciclo de vida y la prevención
de trastornos vocales, a fin de que los alumnos pudieran valorar, como futuros docentes, la
importancia de la voz como una herramienta de trabajo saludable.
Durante la primera hora de trabajo sintetizamos de modo interactivo el marco teórico acerca
del sistema fonatorio a partir del aporte de las ciencias naturales y foniatría. La presentación
incluyó las características anatómicas y funcionales del sistema respiratorio y su importancia
en la fonación, sumando además aquellos factores que favorecen u obstaculizan el uso y la
calidad de la voz.
Durante la segunda hora la foniatra propuso a los alumnos resolver ejercicios de técnica vocal
(apoyo respiratorio, proyección vocal, dosificación de aire, articulación) en diferentes
situaciones: sentados, parados, en movimiento en este último caso, con las directivas de la
profesora de educación física, a los fines de vivenciar el contenido teórico.
Finalmente los alumnos reflexionaron acerca de su experiencia y el marco teórico, orientados
por un cuestionario que incluía interrogantes tales cómo: cuáles podrían ser aquellos factores
biológicos y ambientales que impactan sobre el uso y calidad de la voz en un docente, qué
ocurre con la voz durante el ejercicio físico, cómo podemos regular la respiración para que no
disminuya su calidad y qué medidas preventivas podrían tomarse para preservar la calidad de
la voz durante el ejercicio de la profesión.
Como cierre presentamos a los alumnos una ficha de autoevaluación acerca de sus hábitos
vocales a los fines de tomar conciencia sobre aquellos aspectos que pudieran ser modificados
o reforzados.
Los restantes dos encuentros se desarrollaron durante el mes de octubre en un taller al que
denominamos “A mover el esqueleto” en el que nos propusimos integrar conocimientos del
área de las ciencias naturales y la educación física aplicando las nociones adquiridas sobre la
anatomía y fisiología del cuerpo humano durante el desarrollo de actividades físicas concretas
y diversas (danza, práctica de juegos con pelota, circuitos con obstáculos) y comprender y
promover la importancia de la actividad física para el desarrollo de una mejor calidad de vida
y estilo saludable en el niño y el adulto.
Durante la primera hora del primer encuentro los alumnos ambientaron el gimnasio y
organizaron el material (música, pelotas, colchonetas, red) necesario para el desarrollo de las
actividades modelo que ellos prepararon para jugar con sus compañeros, simulando el trabajo
con alumnos de determinada edad (según el destinatario que hubiera elegido cada grupo para
trabajar). De este modo, divididos en grupos, realizaron distintos tipos de actividades
dirigidas para que todos comenzaran a “mover su cuerpo”, corrieron, se desplazaron, según lo
indicaba la consigna.
Finalizada la actividad física, los alumnos se dispusieron a resolver una serie de actividades
de aplicación e integración (con la que contaban unos días antes del taller) en un clima
distendido que favorecía el aprendizaje colaborativo. De este modo pudieron integrarse los
dos grupos de trabajo (futuros docentes de primaria y de inicial). A fin de lograr la integración
disciplinar y la visión sistémica del sujeto las actividades involucraron, entre otros elementos,
el registro de frecuencia cardiaca y respiratoria en reposo e inmediatamente después de hacer
la actividad y compararla con los valores de los compañeros para extraer el valor de la media,
el análisis de por qué comemos luego de la actividad y no durante o inmediatamente antes de
la misma y la indagación acerca de cómo usa nuestro cuerpo el alimento, por qué sentimos
calor y sed durante la actividad.
El encuentro final estuvo destinado al análisis de relaciones y obtención de conclusiones.
La experiencia finalizó con un cuestionario autoadministrado donde los alumnos podían
evaluar la actividad desarrollada y su utilidad en la práctica.
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Los resultados arrojados por este instrumento de evaluación son detallados a continuación.
Analizamos un total de 42 evaluaciones. En primera instancia preguntamos si el taller había
cumplido con los objetivos planteados: sólo una persona manifestó un cumplimiento bajo
(“poco”), el resto señaló que sí los había cumplido. Al preguntarles si las actividades habían
satisfecho sus expectativas todos los alumnos contestaron afirmativamente.
Estos resultados altamente positivos pueden explicarse al menos por tres razones. Por un lado,
podríamos sospechar de las propiedades de confiabilidad y validez del instrumento aplicado;
asimismo podríamos atribuir los resultados a una actitud conformista o poco crítica de los
destinatarios; como tercera opción, aunque no menos importante, podríamos pensar que la
introducción de talleres integradores en la formación docente gozó de amplia aceptación por
parte de los alumnos. Sin bien contamos con observaciones comportamentales que podrían
apoyar la tercera explicación sabemos que si esperamos ser rigurosos es necesario poner a
prueba las tres hipótesis en un futuro trabajo.
En el mismo cuestionario preguntamos sobre aportes de los talleres y sugerencias para
mejorarlos o cambiarlos. Frente a la primera cuestión los alumnos respondieron que los
talleres integrados les habían aportado nuevos conocimientos y procedimientos y despejado
dudas. Asimismo dijeron que les había permitido relacionar las asignaturas participantes y
aprender cuestiones prácticas para la profesión (hábitos de prevención, técnicas de respiración
y uso de la voz).
En cuanto a las sugerencias de los alumnos cabe destacar que más de la mitad (55%) dijo no
tener sugerencias que hacer. El resto propuso llevar a cabo la actividad con grupos más
reducidos y mayor longitud de tiempo, incluir la obligatoriedad de participación, distribuir los
talleres en ambos cuatrimestres de clase y aumentar su frecuencia y mejorar la participación
de todos los docentes involucrados.
Concluyendo: aportes para la práctica en la formación docente
La última sugerencia mencionada en el párrafo anterior nos hace reevaluar nuestra concepción
de interdisciplinaridad coincidiendo en la necesidad de una revisión de la práctica
interdisciplinaria. Solamente una autoevaluación permanente de nuestra práctica como
formadores de futuros educadores permitirá mejorar los espacios interdisciplinarios de taller y
enseñar un abordaje de los problemas educacionales menos fragmentado.
Estamos convencidos que una importante clave para el logro de la integración y flexibilidad
característica de la experticia adaptativa parece radicar en el abordaje de una formación
docente con un fuerte sentido interdisciplinario.
Para superar la fragmentación curricular es necesario afianzar la comunicación entre los
actores involucrados; trabajar en equipo implica apertura y flexibilidad a la hora de planear y
llevar a cabo el trabajo.
El área curricular de las ciencias naturales brinda la posibilidad de proponer instancias de
superación de fronteras disciplinares ya que sus contenidos vinculados al comportamiento
humano son problemas abordados desde las distintas perspectivas del curriculum de la
formación docente.
En nuestro caso podemos concluir que el espacio de taller constituye una estrategia que ha
aportado a la formación de nuestros alumnos en varios aspectos: técnicos, conceptuales,
metacognitivos, sociales y personales, todo lo cual representa una fuerte contribución al
desarrollo de la profesión docente. Asimismo, desde la perspectiva de los destinatarios, cabe
destacar que la experiencia ha sido calificada como una “herramienta positiva” de aprendizaje
basado en la integración y relación de disciplinas y contenidos.
BIBLIOGRAFÍA
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Actas, II. 28 al 30 de octubre de 2009. Departamento de Ciencias Exactas y Naturales. FaHCE (UNLP)
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